Kyler, una perrita labradora divina

Mis personas cercanas saben que yo no tendría un perro guía, pero saben también que de los animalitos que el humano ha llevado a convivir en lo doméstico, los que más me gustan son los canes, me parecen encantadores. De las compañías no humanas, son las más geniales.

En este tiempo por razones económicas y medio nómadas, no tendría tampoco un perrito como mascota. Pero, qué bonitos son y que ternura y empatía la que se cargan.

Se ha dicho mucho en muchos sitios sobre susensibilidad profunda, sobre su oído fino, sobre su lealtad a prueba de todo, sobre su capacidad de amar y cuidar; y de todas esas cosas bellas que tanto nos maravillan y tanto bien nos hacen. Pero los últimos meses lo he podido comprobar totalmente.

Una de mis amigas tiene una perrita guía que es hermosa, y lo es no solo porque su color negro intensola hace lucir fantástica, ni por su temple, ni porque como guía es super cuidadosa y hábil.

Se llama Kyler, es una labradora dulcísima, y se ha volado varios de mis filtros y reglas quesque inamovibles.

Me parece hermosa también porque he convivido con ella las últimas semanas, y me ha sorprendido gratamente.

Aunque no me guía a mí, siempre está pendiente de que yo vaya segura, me espera cuando camino con mi amiga, me recibe en su casa toda feliz, me da calorcito cuando tengo frío; y contención cuando he estado muy triste.

Mi tristeza es algo muy mío, a veces ni mi amiga la advierte, aunque estemos horas bajo el mismo techo; pero que tal Kyler, que en un dos por tres se apresura a apapacharme con toda su ternura cuando más lo he necesitado. En mis días bajos, sigilosa, delicada, solícita, amorosa, salta a mi lado y se me acurruca con todo cuidado y de verdad me ha hecho sentir mucho mejor.

Este último fin de semana, pese a que mi amiga no le tiene permitido estar en la cama, y que, dicho sea de paso, a mi según eso no me gusta que los perritos suban a los muebles, y a la cama mucho menos, pues resulta que dejé con toda complicidad y alegría, que la Kyler durmiera en mis pies varias horas cuidando que mi amiga no nos descubriera porque estábamos infringiendo sus reglas. Pero cuanto bien me hizo, de verdad necesitaba cariñito y contención y sí que lo recibí.

Me sorprende la conexión que hemos establecido en tan poco tiempo, y lo perceptiva y amorosa que es conmigo. Es más, me atrevo a decir que muchas veces se ha percatado de mis estados de ánimo antes que yo misma, que una vez que siento su calorcito, descubro cuanto me hacía falta y las razones por las que lo necesitaba.

El martes le hicieron una pequeña cirugía y la oí llorar por teléfono y me partió el alma. Y como he estado pensándola mucho, decidí escribir esta entrada, para que sepan lo maravillosa que es, y para que le envíentodas las buenas vibras para que se recupere pronto y con el mínimo de molestias. 

¡Recupérate pronto, Kays!

 

Valeria Guzmán Díaz